Lovecraftesque es un juego narrativo de horror cósmico que muchos ansiábamos en castellano, ya hace la friolera de cuatro años que reseñé su edición original en inglés (aquí) y ahora por fin HT Publishers nos lo trae traducido.
Son 179 páginas y haré la reseña de la edición en digital, aunque también lo he recibido ya en formato físico en una edición a todo color encuadernada en rústica.
Los autores de este juego, Joshua Fox y Becky Annison, reconocen haberlo escrito tras recibir la inspiración que hemos recibido todos los que hemos leído el maravilloso Stealing Cthulhu de Graham Walmsley, una obra que no me cansaré de recomendar a cualquiera que quiera dirigir partidas lovecraftianas, sobre todo a aquellos que quieran crear sus propios escenarios.
Debo confesar que yo este Lovecraftesque no lo he probado nunca, yo soy de juegos de rol más convencionales y a pesar de que las pocas experiencias que he tenido con este tipo de juegos totalmente narrativos han sido más que satisfactorias nunca me he prodigado en este campo.
Pero sí que he hablado largo y tendido con un compañero de mesa que sí le ha dado mucha caña a este juego, se trata de Calfred Dolls, el alma máter del canal New Kids on the Rol, echadle un vistazo si no lo conocéis todavía porque está repleto de geniales partidas lovecraftianas.
Lo primero que cabe destacar es que Lovecraftesque no es un juego sencillo ni casual, es un juego que tiene un reglamento complejo que tampoco va a ser tedioso llevado a mesa pero que requiere una lectura calmada y unas primeras partidas de prueba y error hasta que cojamos todos sus mecanismos, ahí entra en juego la figura del moderador, que será la persona que se haya leído el reglamento y que sepa pautar sus diferentes elementos a lo largo de la partida.
De todas formas el moderador a lo largo del juego va a ser un jugador más, tanto él como el resto de los jugadores van a ir rotando los tres roles disponibles: el testigo es el protagonista único de la historia, el narrador es el que se encargará de describir el entorno y al resto de personajes, y el resto de jugadores encarnarán a espectadores que apoyarán al narrador aportando color a las escenas descritas.
Estos roles como decía van a ser rotativos, por lo tanto en cada escena va a ser uno de los jugadores el que interprete al testigo, y de esa manera todos vamos a ser protagonistas de la historia tanto en la parte activa como en la pasiva, ya que evidentemente el rol de narrador también irá cambiando.
La idea del juego es crear entre todos una historia de terror lovecraftiano en la que el testigo se vea sumido de manera lenta pero constante en el horror y la tensión característica de este tipo de narraciones.
Esta historia se va a dividir en tres partes, en la primera iremos dejando caer pistas de un horror oculto pero siempre de manera que se puedan racionalizar, será en la segunda parte cuando esas pistas puedan revelar que realmente hay un horror sobrenatural en ciernes, y en la tercera y última parte viviremos literalmente el viaje hacia la oscuridad donde finalmente se revelará ese horror y el aciago destino de nuestro protagonista.
La mecánica del juego se apoya en unas cartas especiales que podrán jugarse en ciertos puntos de las partidas para romper la narración y añadir elementos perturbadores que den un giro a la trama.
Hay ciertas normas que los jugadores deben tener en cuenta, por ejemplo no se debe discutir nunca una escena, que la historia se desvíe de lo que nosotros tenemos pensado es algo que debemos aprender a aceptar y a disfrutar (este es un buen ejercicio para ser mejores guardianes y jugadores de rol en general), de hecho en ciertos momentos (cambios de escena) los jugadores podrán anotar por donde creen que van los tiros, esas notas se revelarán al final de la historia para tener una amena charla post-partida en la que intercambiaremos opiniones sobre qué creían los jugadores que estaba ocurriendo en los diferentes puntos clave de la narración.
El tono de las historias debe ser eminentemente lovecraftiano, pero claro para ello es bastante necesario que los jugadores hayan leído la obra de H.P. Lovecraft, si no es complicado darle ese tono tan peculiar y repleto de adjetivos en el que el protagonista va viviendo un lento pero inevitable descenso a la locura y/o la muerte. Pero bueno, al final el tono de la historia es el que quieran y puedan darle los jugadores, la idea es que la partida no sea de terror genérico sino que tenga ese savoir faire tan característico del genio de Providence, porque de hecho la mecánica del juego y la estructura de las partidas no permiten que esto pueda convertirse en una especie de slasher o en cualquier relato de terror alejado de las pautas que solía emplear H.P. Lovecraft en los suyos.
Prácticamente la mitad del libro son aventuras, por lo tanto lo que deberá empollarse el moderador son las 90 primeras páginas del juego, en ellas encontraremos muchas cosillas que podremos utilizar u obviar en nuestras partidas, pero que nos convendrá leer aunque sea solamente para enriquecer nuestra cultura lovecraftiana, ya que es un libro que nos aporta muchas y buenas ideas sobre la narración de este tipo de historias. Los escenarios incluidos son bastante esquemáticos y sencillos, en ellos se nos explica quién será el testigo, qué otros personajes tendremos en esa aventura, en qué época y lugar se ubica, algunas pistas de ejemplo y las cartas que deberemos utilizar, vamos, cosillas que nos serán útiles para no empezar de cero en nuestras primeras aventuras.
En resumen un juego narrativo al que le tengo muchas ganas, no me cabe ninguna duda de que es un juego en el que a poco que los jugadores se metan en lo que propone y se lo tomen en serio pueden salir escenas memorables, y ojo, digo escenas y no historias porque yo siempre digo que en este tipo de juegos en el que montamos la historia entre todos rara vez esta va a ser memorable, no va a dejar de ser una historia hecha de retales en la que tendremos un final improvisado que puede no resultarnos satisfactorio, pero en este tipo de juegos narrativos lo importante es el viaje, el rato que pasaremos narrando y escuchando la narración de los que están jugando con nosotros, el rato en que nos pondremos en la piel del protagonista y el momento en que añadamos color a esas escenas que tanto nos están gustando. No sé, yo le tengo muchas ganas.
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